El blog de lasevillanuestra.over-blog.es

            Escuché, en la tarde de ayer, a los tertulianos de una emisión local, de una cadena radiofónica nacional, cómo se ensoberbecían sobre el adelanto del que nos favorecemos los andaluces en materias jurídicas, muy especialmente por la finalización y aplicación, en los días anteriores, de la Ley por una muerte digna. Al parecer es un signo de progreso por en un brete la condición de vida.

            Estos mismos “intelectuales” son los que se pronuncian constante y reiteradamente, sin ningún tipo de tapujos,  en favor de la supresión de la pena capital en cualquier lugar del mundo, en países donde todavía se mantienen en sus status jurídico –yo también estoy en contra de estos asesinatos-, en contra de la fiestas de los toros porque la consideran una tortura constante y continua contra el animal. Sin embargo no le duelen prendas cuando se manifiestan a favor de suprimir la vida de un ser humano, de esta forma miserable e  innatural.

            No puedo estar de acuerdo, por mis convicciones y por la escala de valores que me transmitieron, con esta falta de respeto a la vida, ¿era necesaria acortar la existencia de esta anciana de una manera tan drástica, tan penosa? ¿A quién beneficia este Era necesaria esta publicidad?  Si la evolución de la enfermedad hacía irreversible las condiciones de vida normal a esta mujer, augurándole una muerte segura en poco tiempo, ¿no hubiera sido preferible que el desarrollo del propio mal hubiese realizado su fatal obra? ¿No se le podrían haber administrado, para conseguir eliminar el padecimiento –aún en su propio domicilio- los medicamentos oportunos para sedarla, dormirla y procurarle un tránsito menos penoso en vez de retirarle el único sustento? ¿Puede asegurar alguien que no ha padecido sufrimiento alguno, en todos estos días, cuando le retiraron la vía por la que se le suministraba el agua y básico sustento? ¿Algunos de estos iluminados ha intentado vivir dos días sin probar una gota de agua?

El progreso siempre se ha edificado con y sobre el enaltecimiento de los valores, para obtener una consecución en las mejoras sociales, buscando el beneficio de todos. El desarrollo del pensamiento y los avances técnicos nos procuran una mejor forma de vida. Pero hemos llegado a un punto en el que los árboles nos impiden ver y disfrutar del bosque.

Tendremos que creer en las palabras de los familiares de Ramona Estévez que se han hartado de explicar, en los diferentes medios de comunicación, que su madre había pedido la aplicación de esta ley, aunque no lo había dejado explícitamente recogido, esta voluntad, en el testamento vital, requisito necesario para poder ejecutar esta promulgación jurídica, paradigma de avance y progreso según los político juristas tertulianos, que tanto valor y dignidad está otorgando al pueblo andaluz.

Un signo de progreso sería que las universidades, institutos y colegios estuviesen dotados de todos los medios que la Ley exige para su total y firme cumplimiento, en la preparación de los jóvenes. Un paso adelante en nuestra sociedad andaluza sería que, quienes tras la preparación pedagógica necesaria, obtuviera un trabajo que le procurase una vida digna. Un signo de progreso y avance sería potenciar y financiar el trabajo de investigadores y científicos para que puedan desarrollar sus trabajos en nuestra comunidad y no fuera de ella.

Aquí lo que verdaderamente prima es estar adscrito a la mamela de un partido que le procure el bienestar y una vida dignísima, sin tener que hacer más esfuerzo que alabar y bendecir todas las obras y leyes que redacten desde la cúpula, sin pensar en si el dolor no estará carcomiendo las entrañas de una anciana agonizante en la cama de un hospital. ¿Es ésto una muerte digna o simplemente se trata de envilecer el derecho a la dignidad de la vida?